sábado, 7 de diciembre de 2013

Los Tres Monitos - Salinas 08-11-2013

Los Tres Monitos - Salinas.


Un viernes más, como cada mes, nos reunimos para cenar y divagar en otro conocido local de los alrededores de Avilés, Los 3 monitos, en salinas.  En esta ocasión el presidente se digna a asistir como hace de vez en cuando.

Noche fría y lluviosa, llegamos sin prisa, probamos la barra , observamos el reciclaje de pinchos y enseguida tomamos asiento.

Nos toca terraza, da la impresión de que el local tiene abundante sitio libre para una noche fresca, pero nos vamos solos a la terraza. Eso si, tenemos estufa… y enchufe.

Una vez no ponemos a la faena el tema de pedir la cena se convierte en algo así como aquel mítico juego: hundir la flota. Uno pide lo que le apetece y el camarero le contesta con más o menos celeridad: hay-no hay.

Así pues no nos la jugamos mucho y nos quedamos con lo que había, el típico cachopo, chuletón y pescado. Como entremeses, croquetas y calamares, todo bastante sencillo.

A tenor de lo que tardaron los platos, de la variedad de lo que había realmente en carta  y del lugar en el que cenamos, realmente juraría que el local estaba lleno a rebosar;  nada más lejos de la realidad. Los lugareños tomando sus vinos y poco más.

La cena en si misma tampoco destacó como para acordarse a la mañana siguiente, que conste que no acostumbramos a beber, y menos para olvidar. Bueno, algunos sí…

En resumidas cuentas y como nos comentaron posteriormente, parece más bien un local para tomarse algo acompañado de otro algo, porque para una cena, en fin de semana y con reserva, la verdad….el local no brilla demasiado, el personal tampoco , la cena pasó por allí y la estufa al final no la enchufamos.

Seguiremos buscando...




 Croquetas.




Cachopo de ternera.




Entrecot de ternera.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

La Cachopería - Picofino 04-10-2013

LA CACHOPERIA - PICOFINO


Puede que por mera curiosidad,  puede que por simple gula humana o puede que por la ley del mínimo esfuerzo, en esta ocasión escalamos la ladera avilesina hasta el Mirador de la Posada, algo así como pasarse de largo subiendo al hospital de Avilés.

Atraídos por el menú de cachopos ‘a la carta’ que se publicita hace tiempo en el local, somos en esta ocasión 9 miembros de lo más selecto de la peña vallieniellense, profesionales en los más diversos campos del saber y del hacer…menos en el gastronómico.

Ya se nos indica en la reserva que podemos pasar a buscar las cartas para condimentar el cachopo a nuestro gusto, cierto detalle y novedad que permite agilizar la cena en cuanto al pedido. Haciendo buena la ley anteriormente comentada y con algo menos de profesionalidad, no vamos a por estas cartas, asi que condimentamos en la misma barra del local el cachopo de cada cual.

 De cualquier manera es una forma de no esperar sentados, los mas inquietos, pudiendo ‘echar un pito’ o lo que se tercie mientras en la cocina preparan la comanda, que a tenor de lo que elija cada cual, puede llegar a ser muy sofisticada.

En cuanto a esta sofisticación se puede elegir casi de todo en relación al cachopo, esto es, la propia carne (o pescado), el relleno, rebozado, acompañamiento, etc. Todo un examen tipo test a la hora de rellenar el impreso.

Puede que el dejar tanta libertad y variedad a la hora de la elección produzca cierto caos en el resultado de los platos. Lo que se constató en general fué que aunque el cachopo de base estaba bien, muchos de los acompañamientos y rellenos eran meras salsas y adyacentes sin gran significado ni sabor. No se produce una suma de elementos que parecen atractivos en singular para dar lugar a un Supercachopo, sino que más bien sale una ‘cosa’ además del cachopo.

En resumidas cuentas es un poco un ejercicio, ensayo o prueba que en resultado no llega a ser un gran descubrimiento, es como si cada uno en su casa prueba a hacerse un bocadillo de jamón con todo lo que se le pueda ocurrir y al final abre la tapa, quita todo lo que añadió y se come el jamón mirando al infinito.

En cuanto al servicio, local y demás circunstancias, no hay mucho comentario ni objeción al respecto, un tanto fríos los postres calientes, tanto la primera vez como la segunda… y poco más. Relación calidad-precio normal, instalaciones adecuadas y servicio suficiente.

Al final es probar, como todo en la vida, las opiniones nunca coinciden entre 2, casi nunca las de uno mismo, de ahí la incongruencia del ser humano.

Salú….



Comensales





Distintas variedades de cachopos degustados.




Tarta al whisky



Sorpresa de Tres Chocolates



Frixuelo relleno de Nata con Chocolate caliente





jueves, 3 de octubre de 2013

Restaurante A Fuego Lento 06-09-2013

Restaurante A Fuego Lento. San  Cristóbal. Avilés . Fecha de la visita 06/09/2013.


Sin prisa pero sin pausa y con una puntualidad aceptable, llegamos al restaurante elegido para la  reunión mensual de los peñistas. Esta vez quedamos dentro del concejo de Avilés, en las afueras de la ciudad, en uno de esos pueblos residenciales que la circundan.

Para esta cita contamos con la incorporación del miembro insular de la peña, al que desde aquí felicitamos por su reciente paternidad.

Al llegar sorprende que el local cuenta con una afluencia notable de clientes, bien es verdad que sus dimensiones no son inabarcables. Se trata, por entrar en materia, de una pequeña casa, conde se ubica el bar y cocina . Lateralmente cuenta con añadido de menor volumen donde se encuentra en comedor, dispuesto en planta y media. Local no muy grande, bien cuidado y con una presencia que imita a una vivienda rustica de pueblo. El aparcamiento se encuentra a 50 metros del restaurante en otro solar, puesto que el local da directamente a la calle en su fachada principal.

Nuestra mesa, estaba situada en la planta baja del comedor, contaba con la vajilla necesaria y bien dispuesta, sin nada que reseñar al respecto.

Sentados pues, una vez leída la carta y oídos los consejos del camarero, nos dividimos en tres bandos. A saber : la carne, el pescado y el arroz. Ya se sabe que hay probar de todo, y en eso no fallamos.

De entrantes, para compartir, pedimos calamares frescos fritos y  revuelto de pulpo.

Los calamares muy buenos, excelentes en sabor y textura, nada aceitosos. No nos cansaremos de ponderar este producto y menos aun de comerlo. El revuelto de pulpo, nos convenció menos, venia acompañado de un a modo de salsa de tomate, de sabor anodino y prescindible. Esto hacia que la bondad que podía tener el plato se esfumase.

Estábamos bebiendo, dicho sea de paso, Rioja Zuazo Gastón crianza; vino al que tuvimos que recurrir, puesto que el que habíamos elegido no contaba con un numero de botellas suficiente para lo que solemos beber. La cata del vino, floja, ni bueno ni malo, un caldo para acompañar la cena.

A partir de aquí, cada uno por su lado:

Carnes , Solomillo Angus, chuleta de ternera gallega y cachopo. Lo mejor el solomillo, por ración, por sabor de la carne y por preparación. La ternera enfrío muy deprisa y aun no estando mala, esperábamos más de ella. El cachopo fue comido.

Pescado, aquí fue un monográfico con diferentes preparaciones. Bacalao con pisto, balacao a la asturiana y bacalao a la portuguesa. Bueno y bien preparado en todas sus acepciones, el asturiano sorprendió.

Arroz : dos esforzados comensales pidieron arroz caldoso con hongos (setas) y sorprendieron al resto de la mesa. Acertaron plenamente, el arroz fue llevado en volandas por los tenedores y todos probamos sus excelencias. Muy bueno de sabor y con una textura agradable. Miren ustedes por donde, a veces cuando arriesgas ganas.

A continuación los postres, que pasaron por la mesa con más pena que gloria, arroz con leche, sorbete de limón con champán o vodka, Mouse y tocinillo. Nada más que añadir a su enumeración.

Café y chupitos para casi todos.

La casa, vista la visita con perspectiva, no nos dejo mal sabor de boca. Al menos recordamos las virtudes de algunos de sus platos. El gasto por comensal normal , ni caro ni barato. Un sitio cerca de Avilés, con pocas mesas, bastante acogedor, que defiende una carta variada. Ideal para cambiar la rutina de vez en cuando.




Los valientes comensales.




 Revuelto de pulpo




Solomillo Angus




Cachopo de ternera




Zuazo Gastón (Rioja)




Tocinillo


sábado, 7 de septiembre de 2013

Restaurante Las Delicias - Luanco 02-08-2013

Cena Sidrería Las Delicias (Luanco).

Seis eran seis los intrépidos valliniellenses que en esta ocasión abandonaron tierras altas de avilés para dirigirse al hermano concejo de Gozón. Sólo seis hombres, aunque suficientes para no dejar caer la bandera de la peña gastronómica que se mantiene en pie aún en mes tan tipicamente vacacional como es agosto.

Anecdóticamente hemos de recordar que la parroquia de Valliniello perteneció a este concejo vecino antes de todo este 'boom' industrial respetando la división natural de la Ría de Avilés. 'Boom', por cierto, del que somos casi todos hijos o parientes.

Noche veraniega y calurosa, jolgorio típico de agosto en las calles de una villa llena hasta la bandera.

Como está sucediendo últimamente nos dirigimos a una sidrería clásica y de tradición, en este caso la Sidrería las Delicias (El Ponderoso), en pleno corazón de Luanco. Un local con renovada gerencia, pero manteniendo todo el alma de sidrería asturiana.

El local, con varios comedores sencillos y las típicas mesas frente a la propia barra, sigue con el estilo propio de sidrería asturiana, esas en las que no es extraño oír a algún lugareño cantando mientras pasas por sus puerta. Se puede imaginar fácilmente a ese señor con el codo apoyado en la barra, el vaso de sidra en la mano y los ojos cerrados para no perder ni un ápice de entonación. El color de sus cara variará en función de los temas interpretados.

Una vez acomodados no perdemos mucho tiempo en discutir el menú, unos entrantes para amenizar la espera y calmar los cuerpos, en este caso calamares frescos (de verdad) y pulpo. Sin ser excesivamente arriesgada nuestra apuesta, los calamares nos satisfacen y el pulpo nos alegra notablemente, ya que se sirve en un punto perfecto, lástima que nos guste a todos…
Ya metidos en el turrón, elegimos en 2 bandos, por una parte seguimos con producto típico, parrillada de pescado y marisco, acierto pleno. Por la otra, el ánsia irrefrenable del cachopo allá donde vamos.
La parrillada, variada, sabrosa, suficiente, una apuesta a caballo ganador. Mariscos y pescados de los que no sabes cuál elegir primero.  Los cachopos son sencillos pero eficaces, sin muchas florituras en su presentación, el sabor es de los que se recuerdan en las discusiones cotidianas. Tras ciertos codazos no queda rastro ni de una cosa ni de la otra, buen síntoma.
En cuanto a los postres, se trata de tarta de arroz con leche, charlota y tarta gijonesa. Ni rastro en uno minutos.
Vino Fuentespina Roble y albariñó Valdamor, ambos del agrado.

El vino en su temperatura, el pan mejor de lo acostumbrado para una cena….

El tema de los chupitos y licores es una cuestión de menor influencia en cuanto al trabajo de hostelero, siempre y cuando se sirva con profesionalidad. Como dijo una vez aquel camarero en un local que se tenía por exótico al ser preguntado por la condimentación de una de las salsas: ‘ yo abro la lata….’

Es fácil el resumen de esta visita a Las Delicias, buenos productos, bien presentados y preparados, a un precio razonable y con un gran resultado. Una o varias copas donde pida el cuerpo y contento para casa.
De todas formas quede claro que no se trata de un tema fácil cumplir con lo que esperamos de un lugar en el que se come bien, el resultado no es gratuito, hay que mantener el nivel , lo que explica que en alguna ocasión la sensación de no cumplir estas expectativas meridianamente altas puede defraudar al comensal y su opinión se vuelve demasiado crítica quizá, como nos pudo haber sucedido en el pasado. Esta noche dimos en el centro de la diana, mañana Dios (o lo que sea) dirá. El mérito del hostelero es el resultado, no el ingrediente en sí mismo.

Esta noche es como  esa suerte de apuesta no muy arriesgada pero que suele salir bien y tienes siempre a mano, como cuando invitaste a aquella primera novia, procuraste no elegir un local con maître…la cosa acabó como acabó, pero no fué por culpa de la cena.

Salud...



Albariño Valdamor




 Calamares Frescos.




Pulpo.




Parrillada de pescado y marisco.





Cachopo de ternera.





Charlota





Tarta de arroz con leche.





Tarta gijonesa.







Casa Lin - Avilés 05-07-2013

Cena Casa Lin (Avilés).

Era verano, hacía calor, finalmente se habían cumplido las previsiones y solo ocho de los integrantes del grupo fueron capaces de llegar a la cita.

Aquella noche, al igual que muchas otras,  tenían hambre y sed. El día había sido duro, el cansancio se reflejaba en sus caras, las palabras eran parcas y los gestos hoscos…hasta que dio comienzo la pitanza.

Casa Lin una sidrería señera en la villa de Avilés, un clásico, fue el sitio elegido para la reunión de las gentes risueñas y amables que forman la peña.

Como la carta es amplia, se decide esta vez, preparar un menú por anticipado.

Al llegar nos situamos en una mesa del comedor posterior, decoración la justa, una especie de hórreo en la parte trasera, cajas de sidra y serrín por el suelo. Eso si, cuenta con unos techos altos que le dan comodidad a la estancia. Queda claro por lo tanto, que allí todo indica aquello de “señores ustedes aquí han venido a comer “. Nada que objetar.

Para remojar el gaznate elegimos por un lado, Albariño Gran Bazán Ámbar y Rioja Beronia Crianza. Unos clásicos que nunca defraudan. No estaba la noche para experimentos, imagínense elegir un albariño de esos modernos con maduración en barrica y que tiene más fuerza que el pescado, pues lo dicho, a tiro fijo.

Comenzamos la cena con unos entrantes a base de Zamburiñas, Navajas, Rabas y Mejillones.

A resaltar los mejillones, que de buenos sorprendieron, no siendo su mejor época.

Los calamares normales y las zamburiñas y navajas muy buenas.

Un apunte :  las zamburiñas en unos pocos años han empezado a conquistar las mesas, desplazando a otros moluscos, principalmente a las almejas. Quizá esto se deba a que la preparación de las primeras es mas franca, ( a la plancha o al horno ), y saca lo mejor del producto. Esto también tiene que ver con las infames y chuscas salsas que a veces acompañas a las almejas, las cuales pobres no tienen la culpa.

Se elige como pescado tacos de bonito, estando en plena temporada no podía ser de otra manera. Al presentarlo en tacos con una salsa que lo reoga, esta muy tierno y jugoso, y la salsa apoya el sabor perfectamente. Un plato muy bueno y una excelente forma de comer el bonito. Rico, rico.

La carne a continuación, Buey a la plancha,  para completar la cena. No entusiasmo como el pescado y tampoco decepciono. Evidentemente no quedo en el plato testigo alguno de la misma, no le dio tiempo a enfriar, pero no es la mejor que hemos comido.

La casa no es conocida por la calidad de sus carnes, pero nosotros tampoco somos conocidos por ser vegetarianos, así que su presencia en la cena era condición obligatoria.

Para finalizar unos platos de postres variados, helados, geles , natas y demás. Más que nada para cumplir con la cuota de azúcar de la cena. Normales.

Chupitos de J.B. , hierbas  y Jhonny Walker . Algún café.

Como visión general y recomendación para futuros visitantes. A las sidrerías se va a comer y beber, a comer productos de temporada o de la zona, a beber sidra o vinos solventes. No se compliquen ustedes más. Siguiendo estos consejos, que no son difíciles de llevar a cabo, comerán ustedes bien.



Albariño Gran Bazán Ambar





Navajas





Calamares frescos.







Tacos de Bonito

Buey a la plancha.




Postres variados.


Asador La Miranda 07-06-2013


Cena en Asador La Miranda (Alto de La Miranda - Llanera)

Sumergidos en este invierno de lluvias incesantes, se reúnen nuevamente los integrantes de la peña gastronómica valliniellense.

Esta vez se trata de resarcir una deuda con un concejo al que teníamos olvidado, Carreño. Para ello, se elige  para la asamblea mensual al Restaurante Sidrería Santuarua en Candas.
Con  bajas de última hora y alguna ausencia palmaria, se van dando cita el la barra del establecimiento 9 de los peñistas. El establecimiento esta compuesto por la sidrería propiamente dicha, con una amplia barra y un puñado de mesas, pero existe un espacio anexo dedicado a comedores, en el que en varios ambientes, se disponen gran numero de mesas. Las instalaciones son correctas y no se hecha nada en falta, la decoración y ambiente esta un poco a medio camino entre lo moderno y clásico, con toques decorativos un poco añejos.
Tomamos asiento en la zona de comedores, y se nos entregan las cartas. La carta es amplia y variada, destaca en pescados y mariscos, pero también tiene gran cantidad de platos para entrantes y tapas.
Después de discutir brevemente, se nos toma nota de los platos y se nos obsequia con dos abundantes raciones de pastel de cabracho para amenizar la espera. Y como allí no habíamos quedado para solucionar el paro nacional… damos cuenta de ellas.

Ya metidos en harina, llegan a la mesa unas raciones de pulpo y chipirones afogaos, los entrantes. Los chipirones estaban bien preparados y ricos, pero el pulpo no les dejo disfrutar de su minuto de gloria, destacaba por su textura, estando del agrado del todo el mundo. Ambos platos nos dejaron una agradable sensación. Y sí, algún día hablaremos del pulpo, de la materia prima…
Las elecciones de los platos principales, como siempre estuvieron muy repartidas. Por un lado las carnes: el sempiterno cachopo para algunos y callos para algún osado. Veamos, el cachopo no mantuvo el tipo de los entrantes y no cumplió otra función que la meramente alimentaria. Los callos a priori, tenían el esfuerzo de haberse presentado con un huevo frito sobre ellos en la cazuela de barro. Para ser francos, hemos de decir que el huevo solo se puede valorar como elemento decorativo, ni aportaba nada al plato, ni lo mejoraba en absoluto. Los callos por si solos tampoco eran un festival de emociones.
Los que eligieron pescado pensando que ese era el fuerte de la casa… acertaron plenamente. Por un lado se pidió lubina en salsa de oficios, que estaba buena, bien presentada y con un producto de calidad. Y por otro se pidió una parrillada de pescado y marisco para compartir entre varios, estando aquí, junto con el pulpo, el máximo acierto de la noche. Buen pescado y marisco, pescado sabroso y fresco, marisco en el que destacaban las andaricas. El único reparo que se le puede hacer es la cantidad de las tres raciones, que fueron  a nuestro modo de ver… dos abundantes.
Las bebidas que iban acompañando a la comida eran, Ribera del Duero Crianza Lamatum 2008. Sidra y agua.
En los postres nos dejamos aconsejar y pedimos parte de los postres de la casa, Tarta de chocolate y nueces, a la que le faltaba una proporción más equitativa entre el chocolate y las nueces. Tarta de frixuelosNatillas y frixuelos rellenos. El sabor de los postres normal, nos dejaron indiferentes.
Y para terminar como siempre cafés y licores.
Intentando resumir la visita podríamos decir, que se trata de una casa que encontramos una gran variedad de platos, pero en la que toda la carta no esta a la misma altura. Los pescados y mariscos destacan por encima del resto, al menos en nuestra visita. Se trata de un sitio al que ir a comer en Candás, huyendo de los tumultos del turismo, y aprovechándose de su puntos fuertes. Los experimentos se recomienda dejarlos para otros locales.



Comensales


Pastel de cabracho


Chipirones afogaos

Pulpo

Callos

Cachopo con salsa cabrales

Lubina en salsa de oricios

Parrillada de pescados y mariscos

Tarta de chocolate y nueces

Frixuelos rellenos

Natillas

viernes, 3 de mayo de 2013

La Posada de Overo 03-05-2013

Cena en La Posada de Overo (Overo - Corvera)

Una vez más nos reunimos los peñistas en nuestro periplo culinario, esta vez dado que la gastronomía es para nosotros algo transversal e interdisciplinario, hacemos coincidir la velada con los conciertos de los premios de la música asturiana (AMAS).
Elegimos el restaurante La Posada de Overo, en las inmediaciones del pantano de Trasona en Corvera, a escasos 100 metros de los conciertos antes nombrados. Incidiendo aún más en este tema, indicar que compartiríamos el comedor con un grupo señero de la escena asturiana.
Después de ser recibidos en la puerta del establecimiento por un amplio dispositivo de las fuerzas del orden, nos disponen en una mesa al lado de la puerta de la cocina. Dicha mesa había sido reservada para un numero mayor de comensales, pero la poca seriedad que de un tiempo a esta parte demuestran parte de los integrantes, hace que el número final se vea reducido hasta cinco de nosotros.
El establecimiento que también ofrece alojamiento, es relativamente reciente, por lo que la decoración busca darle un ambiente vintage a las estancias. Hecho que hemos de decir que no se consigue. Aun así las mesas están espaciadas y la sensación ambiental es cómoda.
La carta es amplia y toca todos los palos de la cocina, hace referencia a alguna especialidad, y no destaca por nada en especial. Después de un breve repaso y de hacer alguna pregunta a la camarera nos decidimos por lo siguiente:
Comenzamos por unos entrantes para compartir, cecina de León con queso de Cabra y cazuela de pulpogambas y setas. La cecina de león que nosotros recordábamos de otros lugares, era densa, seca y potente. Se nos presenta cortada en laminas extremadamente finas, que si bien es verdad que potencian el sabor con la mezcla fundente de la grasa, le daba un aspecto a jamón serrano. En principio el sabor no era malo, pero no será una cecina para recordar.
La cazuela de pulpo, venia ligada por una salsa que servia de fondo a la mezcla de los ingredientes. Lo mas amable que se puede decir de la salsa es que era un homenaje a las empresas nacionales de conservas de tomate, póngales ustedes el nombre. El plato en su conjunto era perfectamente prescindible.
Después de este comienzo dimos paso a los platos principales, a saber:
Carrilleras, no del nivel de otras que hemos probado, pero no estaban mal. A mejorar el acompañamiento del plato.
Entrecot, quizás lo mejor de la cena, una buena pieza de carne, bien hecha. La calidad de la ternera asturiana...
Solomillo de Buey con foei, el buey estará correcto, el foei se presentaba sobre el, aunque en un exceso de generosidad, el trozo era muy grueso, y no aguanto el calor cuando enfrió la carne. Por lo tanto los diez primeros minutos del plato mejor.
Cachopo de calabaza con pisto, correcto, no era el festival de emociones que esperábamos de él.
De postre frixuelos, tarta de la abuela y sorbete al cava. Los frixuelos no se acabaron al contrario que el sorbete...
Los cafés fueron regados por una copa de oporto (vintage según la carta), orujo de hierbas y JB.
El servicio a lo largo de la cena no pasó de voluntarioso, el pan era bueno y para beber nos decidimos por un cauvernet sauvignon chileno, D.O. Central - Coricó. Un vino que no nos desagradó.

En resumidas cuentas, un local normal, que forma parte de un gran conjunto de establecimientos de restauración que intentan hacer lo mejor que pueden dentro de sus limitaciones. Para el turista que se hospeda en él, la cena seria más que correcta. Nosotros en cambio esperábamos más.




Comensales

Cecina de León con queso de cabra


Cazuela de pulpo con gambas y setas

Carrileras

Solomillo de buey con foei

Entrecot

Cachopo de calabaza con pisto

Tarta de la abuela

Frixuelos

Sorbete al cava