jueves, 3 de octubre de 2013

Restaurante A Fuego Lento 06-09-2013

Restaurante A Fuego Lento. San  Cristóbal. Avilés . Fecha de la visita 06/09/2013.


Sin prisa pero sin pausa y con una puntualidad aceptable, llegamos al restaurante elegido para la  reunión mensual de los peñistas. Esta vez quedamos dentro del concejo de Avilés, en las afueras de la ciudad, en uno de esos pueblos residenciales que la circundan.

Para esta cita contamos con la incorporación del miembro insular de la peña, al que desde aquí felicitamos por su reciente paternidad.

Al llegar sorprende que el local cuenta con una afluencia notable de clientes, bien es verdad que sus dimensiones no son inabarcables. Se trata, por entrar en materia, de una pequeña casa, conde se ubica el bar y cocina . Lateralmente cuenta con añadido de menor volumen donde se encuentra en comedor, dispuesto en planta y media. Local no muy grande, bien cuidado y con una presencia que imita a una vivienda rustica de pueblo. El aparcamiento se encuentra a 50 metros del restaurante en otro solar, puesto que el local da directamente a la calle en su fachada principal.

Nuestra mesa, estaba situada en la planta baja del comedor, contaba con la vajilla necesaria y bien dispuesta, sin nada que reseñar al respecto.

Sentados pues, una vez leída la carta y oídos los consejos del camarero, nos dividimos en tres bandos. A saber : la carne, el pescado y el arroz. Ya se sabe que hay probar de todo, y en eso no fallamos.

De entrantes, para compartir, pedimos calamares frescos fritos y  revuelto de pulpo.

Los calamares muy buenos, excelentes en sabor y textura, nada aceitosos. No nos cansaremos de ponderar este producto y menos aun de comerlo. El revuelto de pulpo, nos convenció menos, venia acompañado de un a modo de salsa de tomate, de sabor anodino y prescindible. Esto hacia que la bondad que podía tener el plato se esfumase.

Estábamos bebiendo, dicho sea de paso, Rioja Zuazo Gastón crianza; vino al que tuvimos que recurrir, puesto que el que habíamos elegido no contaba con un numero de botellas suficiente para lo que solemos beber. La cata del vino, floja, ni bueno ni malo, un caldo para acompañar la cena.

A partir de aquí, cada uno por su lado:

Carnes , Solomillo Angus, chuleta de ternera gallega y cachopo. Lo mejor el solomillo, por ración, por sabor de la carne y por preparación. La ternera enfrío muy deprisa y aun no estando mala, esperábamos más de ella. El cachopo fue comido.

Pescado, aquí fue un monográfico con diferentes preparaciones. Bacalao con pisto, balacao a la asturiana y bacalao a la portuguesa. Bueno y bien preparado en todas sus acepciones, el asturiano sorprendió.

Arroz : dos esforzados comensales pidieron arroz caldoso con hongos (setas) y sorprendieron al resto de la mesa. Acertaron plenamente, el arroz fue llevado en volandas por los tenedores y todos probamos sus excelencias. Muy bueno de sabor y con una textura agradable. Miren ustedes por donde, a veces cuando arriesgas ganas.

A continuación los postres, que pasaron por la mesa con más pena que gloria, arroz con leche, sorbete de limón con champán o vodka, Mouse y tocinillo. Nada más que añadir a su enumeración.

Café y chupitos para casi todos.

La casa, vista la visita con perspectiva, no nos dejo mal sabor de boca. Al menos recordamos las virtudes de algunos de sus platos. El gasto por comensal normal , ni caro ni barato. Un sitio cerca de Avilés, con pocas mesas, bastante acogedor, que defiende una carta variada. Ideal para cambiar la rutina de vez en cuando.




Los valientes comensales.




 Revuelto de pulpo




Solomillo Angus




Cachopo de ternera




Zuazo Gastón (Rioja)




Tocinillo